Lewis Hamilton es ya uno de los grandes campeones de la Fórmula 1. Más allá de sus números al nivel de Fangio, Schumacher y otras leyendas, también está su carácter sin matices, que genera amores y odios por igual.
Su excéntrica forma de vestir y su estilo de vida fuera de la pista contrastan con sus formas cuando se pone el casco: enfocado, serio, meticuloso. Hamilton comete pocos errores, cuando está en su mejor día es casi imposible vencerlo y cuando las cosas no van, ajusta y minimiza daños.
Pero no fue siempre así.
Desde esa dramática definición en la última vuelta del GP de Brasil 2008, donde superó a Timo Glock por la 5ta posición a dos curvas del final de carrera y ganó el campeonato que 30 segundos antes celebraban Felipe Massa y Ferrari, hasta el pasado GP de Eifel donde consiguió su victoria 91 en F1, han pasado 12 años.
Obviamente mucho ha cambiado. Lewis tiene más sabiduría y madurez, producto de la experiencia que dan los años, pero su pasión y su deseo de ganar siempre se mantienen intactos.
En medio de altas y bajas -tan comunes y extremas en el automovilismo- hemos visto al británico revolucionar el 'Gran Circo'. En su primer año no dudó en plantarle cara a un doble campeón del mundo y fue, en su momento, el campeón más joven de la historia.
Del 2009 al 2013 mostró tal vez su versión más errática, irregular y polémica, aunque con varios destellos de calidad, ganando al menos una carrera en cada una de esas temporadas. Con Mercedes se reinventó y a sus 35 años está en un estado de forma y mental insuperable.
Cuando es al ‘Do or Die’ es a Hamilton a quien quieres tener pilotando tu auto.
Los pilotos de Fórmula 1 transitan en la pista y fuera de ella una línea muy delgada entre el acierto y el error. Lewis se arriesgó a dejar McLaren, la que fue su casa por tantos años, para sumarse al proyecto de Mercedes en F1 y tras 8 años con los de Brackley arrepentido no está, eso seguro.
Desde 2014 Hamilton y Mercedes han dominado la máxima categoría. Se exigen y se potencian mutuamente mientras van camino de todos los récords. Más sereno y aplacado Lewis es así mismo más contundente y efectivo.
Claro, todo es más fácil cuando se tiene el mejor auto, pero es también mérito de los grandes campeones saber estar y sacarle el máximo provecho a una estructura ganadora. La Fórmula 1 es de eras (la tuvo McLaren a finales de los 80's, Williams en los 90's, Ferrari y Schumacher a inicios de los 2000's y más recientemente Sebastian Vettel de la mano con Red Bull) y Lewis en la suya, suma y sigue. Con el equipo alemán Hamilton ha ganado 5 de los 6 títulos que se han disputado en la era de los motores turbo híbridos, suma 70 victorias de sus 91 totales y 70 de sus 96 Pole Positions, estadísticamente supera a nombres importantes y no para de batir récords, aunque si hoy terminara su reinado ya tendría su lugar ganado en el Olimpo de la F1. Salvo que algo extraordinario ocurra, y esto es la Fórmula 1, Lewis se encamina hacia su 7mo título mundial y lo mejor o lo peor (según quién cuente la historia) es que no ha tocado su techo todavía. Por: Enrique Mathieu
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