Roger Milla: imbatible
- La 10co
- 29 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2020

Un minuto... es todo lo que necesitó Roger Milla para entrar a lo grande en la historia del fútbol. Aquel martes 28 de junio de 1994, Camerún y Rusia saltaban al césped del Stanford Stadium californiano para disputar su último partido en la fase de grupos de la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994.
Al descanso, Oleg Salenko ya había firmado tres dianas y los rusos habían puesto tierra de por medio. Es el momento que eligió Henri Michel, seleccionador de Camerún, para dar entrada a Roger Milla. En ese instante, el delantero ingresó en los libros de historia convirtiéndose en el jugador de más edad en participar en una Copa Mundial de la FIFA [récord que volvió a batir en 2014 Faryd Mondragón, y luego en 2018 Essam El Hadary].
Pero el León indomable no se quedó ahí. Menos de un minuto más tarde, tras llegarle un balón desde la derecha, aguantó hombro con hombro la presión de Dmitriy Khlestov y logró batir al portero ruso Stanislas Cherchesov. El camerunés escribía así un segundo renglón en la historia. Roger Milla se convertía en el goleador de más edad en un Mundial. Un récord que sigue ostentando actualmente.
Con motivo del aniversario de ese partido alocado (que ganó Rusia por 6-1), FIFA.com ha entrevistado al ariete camerunés.
Hace 26 años, salía a jugar contra Rusia y se convertía en el goleador más mayor en la historia de los Mundiales. ¿Qué sintió en ese momento?
Muchísima satisfacción, como se vio en mi celebración, aunque acabamos perdiendo el partido. Hoy día sigo estando muy orgulloso de ello. Para mí, ese gol y ese récord fueron una forma de demostrar a la gente que dudaba de mí que, a pesar de mi edad, podía seguir haciendo grandes cosas. Físicamente ya no estaba al 100%, pero conservaba mis facultades técnicas. Es un récord admirable.
¿Constituye ese gol su mayor orgullo como deportista?
No, no lo creo. Fue una buena actuación individual, pero mi mayor satisfacción sigue siendo haber ayudado a Camerún a alcanzar los cuartos de final del Mundial en 1990. Fue histórico para nuestro país y nuestro continente.

Por entonces, cuando llegó a Estados Unidos, ¿pensaba en todos esos récords?
Yo no pienso en absoluto en las actuaciones individuales cuando salgo a un terreno de juego, y menos aún antes de la competición. La idea de batir ese récord ni siquiera se me pasaba por la mente. Si yo marco y no ganamos, estoy decepcionado, como mis compañeros. El objetivo de todos nosotros era realmente hacerlo mejor que en 1990. Pero por desgracia, no lo conseguimos.
Entre los grandes récords de la historia de los Mundiales, ¿dónde sitúa al suyo?
Cada récord tiene su particularidad. No coloco a ninguno por encima de otro. Ya sabe, cada uno de estos jugadores ha dejado huella en el Mundial a su manera. Como goleador, claro que los récords de Klose y Just Fontaine me dicen mucho, pero no sabría jerarquizarlos. El mío se inscribe en esa línea, evidentemente. Para mí, el único récord que está por encima de toda disputa es el de O Rei Pelé y sus tres Mundiales conquistados. No hay palabras para describir lo que hizo a una edad tan joven

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